Como cada año, en Del lapicero al teclado os frecemos las pep talk de NaNoWriMo traducidas al español. Hoy, la de Daniel José Older, enviada el 28 de octubre. Podéis leer la versión original en inglés en la página oficial de NaNoWriMo pinchando aquí.
Daniel José Older es el autor de la saga de Urban Fantasy Bone Street Rumba, que empieza con Half-Resurrection Blues.
Daniel José Older es el autor de la saga de Urban Fantasy Bone Street Rumba, que empieza con Half-Resurrection Blues.
Querido escritor:

Ésta es una manera perfectamente concisa de decir: «Mata a tus
héroes, rompe a machetazos las barreras que has creado en tu mente, sé
valiente, ridícula y completamente tú en tu camino hacia la página y más allá.
En ese sentido, es algo así como el anti-consejo de escritura
hecho consejo de escritura: abraza la verdad de que cada uno de nosotros tiene
una forma muy distinta de afrontar este reto. Cada uno tenemos nuestro propio
camino, nuestra propia versión del significado de «conseguirlo». Sin embargo,
aunque es cierto que muchas de las recetas sobre «cómo escribir» que nos dan
pueden ser simplistas y reducccionistas, solamente decir lo que nos ha
funcionado y lo que nos ha traído por la calle de la amargura ya tiene mérito, ¡aunque
sea sólo porque comparar apuntes es divertido!
He llegado
a amar el ritual de la escritura y encontrar en él un refugio. Los días
en los que simplemente me siento y trato de sacar palabras a toda costa son
normalmente los días en los que me paso más tiempo mirando la pantalla embobado.
Sin embargo, cuando freno y me deslizo en esa transición, el proceso se vuelve
parte del ritual, el espacio en sí mismo parece abrirse a las posibilidades de
lo que podría ocurrir en lugar de al estrés de las que no han ocurrido.
A veces, después de haberme sentado y de haberme preparado una
taza de café, antes de ponerme a escribir, me obligo a escuchar una canción
entera. Puede ser cualquier canción, lo importante es no hacer otra cosa que
escucharla y tal vez bailar un poco o darle un sorbo al café. Se trata de disfrutar
del momento. Esto permite que te introduzcas en él, que transites del mundo a
la palabra, desde la mierda mundana de cada día al reino de la creatividad.
Contacta
contigo mismo. Recientemente he empezado un diario de escritura, y ha sido una
gran bendición para todo mi proceso. En primer lugar, porque la primera cosa
que escribes cuando te sientas no la va a ver nadie nunca. Eso te ayuda a
deslizarte en la corriente de poner palabras en la página.
Sin embargo, lo más importante es que llevar un control de cómo
van yendo las cosas en tu proyecto te hace ser más introspectivo con el
proceso, y ésa es una habilidad que te llevará lejos. ¿Cómo vamos a hacer
camino al andar si no nos paramos a comprobar de vez en cuando nuestra zancada,
nuestro paso y nuestro ritmo? No es sólo que cada escritor tenga su propia
forma de fluir, sino que esa manera va cambiando a lo largo de nuestras vidas como
escritores. Utilizo el diario para llevar un registro de los acontecimientos
dentro de las tramas, de las ideas que me gustan o que he tirado, de la
evolución de mi pensamiento sobre la obra, de los distintos arcos y
posibilidades. Se convierte en un comentario actualizado del proceso y la
técnica, la historia de la historia.
Si la única página en blanco a la que has mirado nunca llevaba
una fecha de entrega escrita, es fácil que desarrolles una relación de estrés
con ese vacío. Sin embargo, si empiezas a conectar contigo mismo a través de la
palabra escrita, esa página se convierte en tu amiga, en tu confidente. Te
invita a jugar, a disfrutar y a ser valiente.
Writing begins with
forgiveness. Let go of
the shame about how long it’s been since you last wrote, the clenching fear
that you’re not a good enough writer, the doubts over whether or not you can
get it done. Sure, the nagging demons will come creeping back, but set them
aside anyway, and then set them aside again when they do. Concoct a hot
beverage, play a beautiful song, look inward, and then begin.
La
escritura comienza con el perdón.
Deja a un lado la vergüenza sobre lo mucho que hace desde la
última vez que escribiste, el miedo atenazante a no ser un escritor
suficientemente bueno, las dudas sobre si puedes terminarlo o no. Seguro que
esos molestos demonios volverán a arrastrarse de nuevo hacia ti, pero apártalos
de todos modos, y aléjalos de nuevo cuando vuelvan. Prepárate una bebida
caliente, pon una canción bonita, mira hacia dentro y, entonces, empieza.