N. K. Jemisin es la autora de Trilogía de la sucesión y The Dreamblood Duology. Su última novela, The Fifth Season, se publicó el pasado mes de agosto.
Bueno, aquí va una historia real:
Una fría noche de invierno llamé a Kate Elliot, que es una amiga y mentora para mí. Entre balbuceos, le confesé que me temía muy mucho haber escrito la peor novela que jamás ha existido. Era demasiado rara, demasiado vaga, un lío de mil demonios, y estaba segura de que yo carecía de la habilidad escritora necesaria para contar la historia como tenía que contarse. De hecho, le confié, había decidido llamar a nuestro editor y pedirle que me liberase de mi contrato.
Kate escuchó todo esto con paciencia y luego compartió conmigo algo que ahora voy a compartir con vosotros: todos y cada uno de los escritores pasan por esto mismo. Cada. Escritor. Es, simplemente, la naturaleza de lo que hacemos: para crear un mundo y poblarlo y hacerlo real tenemos que creer que tenemos algo genial entre manos. Necesitamos creer que nosotros somos geniales; por lo menos durante un momento; por lo menos, lo justo para acometer esta cosa tan increíblemente difícil. Ésta es la cima del paseo creativo.
Pero es difícil mantener esa creencia dentro de la rutina que hace falta para hacerla real de verdad. El espíritu nos falla. En algún punto alrededor de la mitad de la novela, es inevitable que pares y mires lo que has escrito (que será un lío porque las novelas en proceso siempre son un lío; ése es el aspecto de la creatividad y el motivo por el que existe la revisión), y entonces retrocederás, horrorizado. Éste es el nadir de la ilusión que sentías cuando empezaste la novela, lo opuesto al momento de genialidad que te impulsó a comenzar NaNoWriMo. Éste es el Abismo de la Duda.
Si has alcanzado este punto, tienes que elegir. Puedes saltar a este abismo, dejar tu novela y regodearte en lo horroroso que eres o puedes virar para alejarte del acantilado. Hacerlo te costará mucho porque ya habrás adquirido una inercia equivocada; tendrás que revertir los engranajes y quemar un poco más de gasolina para romperla. Tendrás que volver a trepar hasta la cima o, al menos, hasta llegar a una altura segura. Puede que vuelvas un poco tarde, pero no pasa nada. Mejor tarde que nunca.
Y, por si te sirve, recuerda: ésto es lo que te hace escritor. Sí, ésto. El sentimiento de angustia en el estómago, el malestar que sientes, la absoluta convicción de que eres El Peor y de que tu novela es La Peor y de que todo es horrible. Así es como los escritores se sienten a veces (así es como todo el mundo se siente a veces), pero los escritores no dejan que este sentimiento los embargue.
¿Que cómo acabó mi encuentro con el Abismo de la Duda? Kate me convenció de que me abstuviera de dejar la novela (yo hablaba en serio de eliminarla, quemar mi portátil y hackear mi dropbox para asegurarme de que no quedaban copias de seguridad) hasta que pudiese hablar con mi editor.
Kate fue muy lista: ésto me obligó a tomarme un par de días para pensar en ello y calmarme. Cuando derramé esta historia de aflicción sobre mi editor, su respuesta fue: «Ah, sí, suele pasar. Tómate un tiempo para pensarlo y entonces lo hablaremos».
Lo hice. Me sentí mejor. Y entonces terminé la novela. (The Fifth Season, que se publicó el pasado mes de agosto). Ahora creo que es lo mejor que he escrito nunca.
Así que tienes un abismo bostezando justo ante ti. El borde del precipicio está bajo tus pies. Alcanzar este punto es ser un verdadero escritor, no importa lo que decidas (felicidades por haber alcanzado este punto), pero ¿no quieres seguir siendo un verdadero escritor?
Entonces, date la vuelta y vuelve al trabajo.
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