Argumento
Un avión que transporta a un grupo de estudiantes británicos se estrella tras ser alcanzado por una fuerte tormenta. Cuando los niños despiertan se encuentran solos en una pequeña isla deshabitada. Rápidamente, más mayores tratan de poner orden y de establecer una serie de prioridades. Sin embargo, lo que al principio se plantea como una pacífica convivencia en cooperación pronto se convierte en un caos: las obligaciones se olvidan, la disciplina no funciona con los niños más pequeños y ni siquiera los mayores consiguen ponerse de acuerdo.
Piggy: es un niño gordo que sufre asma y necesita gafas. Desde el principio se muestra como el más racional del grupo a pesar de su evidente debilidad física. Es él quien que plantea siempre las ideas más sensatas y trata de establecer las pautas que hay que seguir, aunque siempre por boca de Ralph.
Ralph: se le describe como un muchacho rubio, flaco y con los ojos azules. Desde el principio destaca dentro del grupo; de hecho, es elegido por votación como Jefe. A pesar de su buena intención, no siempre da con las mejores soluciones y con frecuencia olvida el propósito de sus órdenes, por lo que siempre se apoya en Piggy.
Jack Merridew: es un muchacho pelirrojo y esgarbado que ansía el poder desde la primera votación, aunque al principio reconoce y respeta la autoridad de Ralph como Jefe elegido. Ralph lo nombra jefe de los cazadores para aplacarlo y que pueda dar rienda suelta a su brutalidad. Pronto la autoridad que le han concedido se le queda pequeña y reclama más a base de violencia.
Simón: miembro del coro. Los demás piensan que es un poco raro porque casi siempre está apartado y es muy tímido. Es el único que encuentra en la isla un lugar donde ser feliz y vivir en contacto con la naturaleza. Cuando interviene en las asambleas siempre se le atragantan las palabras. Siempre tiene las mejores intenciones.
Sam y Eric: gemelos que siempre van juntos e incluso complemetan sus palabras, de tal forma que los niños de la isla acaban por llamarlos «Samyeric».
Rogier: al principio es un chico tranquilo y conformista con los acuerdos que se toman, aunque en cuanto toma conciencia de que no hay nadie en la isla para reñirle, se desata y es capaz de cometer actos brutales sin sentir el menor remordimiento.
Maurice
Percival
Estilo
Preciosas descripciones, trepidantes cacerías, pánico, belleza… todo está en esta isla y también en el texto. Cada secuencia tiene un tratamiento que provoca la catarsis inmediata y de una manera magistral: la tranquilidad de un baño en la poza, la solemnidad de una asamblea, el caos de una cacería, la incertidumbre de la noche… todo está no sólo escrito, sino también representado en las palabras y la forma de utilizarlas, de tal forma que se crea una identificación que hace mucho más ágil y absorbente la lectura.
El simbolismo de los personajes ha sido ampliamente comentado en muchas páginas web de fácil acceso pero nunca está de más mencionarlo: cada uno de los niños representa un rasgo de la sociedad y de la persona: la democracia, la brutalidad, la razón, el ansia de poder, la bondad… Del mismo modo, y sin restringirnos tanto en el análisis, a lo largo de la novela se tocan varios temas que deben observarse desde la perspectiva de la fecha de creación de la obra: el año 1954. Tras la segunda Guerra Mundial, en Inglaterra, como en toda Europa, se viven momentos convulsos: hay muchas preguntas que se creían cerradas y que de pronto reclaman nuevas respuestas. El señor de las moscas plantea muchas de ellas a través de sus jóvenes protagonistas.
Entre los temas más centrales encontramos la pérdida de la inocencia, el miedo a lo desconocido, las disputas por el poder y la lucha entre la violencia animal y la razón humana. A éstos se podría añadir, por qué no, el pesimismo general patente en toda Europa en el momento, visible en la aparente inevitabilidad de los conflictos, incluso dentro de un grupo de niños de la misma nacionalidad y de edad bastante homogénea. Además no hay que olvidar que, aunque la novela deje entrever en ciertos momentos algo de optimismo, la distancia conceptual entre la situación de la novela y la real hace que incluso eso parezca desalentador.
Algo que no he visto comentado en otros sitios es la ausencia total de niñas en la historia: a excepción de la tía de Piggy, a la que éste alude en algunas ocasiones al principio de la novela, no aparece ningún personaje femenino. Puede ser porque en el año en que está ambientada la novela los colegios eran casi en su totalidad sólo de niños o sólo de niñas aunque, teniendo en cuenta que sólo se hacen un par de alusiones a las fechas, parece un motivo insuficiente. Quizá el autor no quería que las diferencias de género empañaran el significado de su novela: identificar la bondad o la violencia con una niña, por ejemplo, hubiera sido no sólo polémico, sino también peligroso, y habría apartado la atención de lo verdaderamente importante: el significado de los elementos que se representan. En otras palabras: ni la democracia ni la razón son entes femeninos ni masculinos pero los seres humanos que tienen que representarlas sí, así que hagamos que todos sean iguales para que la identificación sea realmente efectiva en la mente del lector.
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