Reseña: Cuarteto para un solista. José Luis Sampedro

Argumento
El viejo Profesor parece ser el único espectador externo del encuentro de los Cuatro Elementos y su reflexión sobre el futuro que deben afrontar: el hombre ya no cree en ellos, están siendo olvidados, y Vida no parece decidida a hacer nada al respecto, sino que les insta a que ellos mismos tomen una forma humana y entren en contacto con el mundo del que están desapareciendo.
Mientras, el profesor, desde un centro de salud mental, será testigo de todas las reuniones de sus Cuatro amigos, y tratará de que otros también sepan de ellas.
Estilo
El tempo relajado y armonioso hace de esta novela un espacio perfecto para aislarse un rato del mundo y entrar de lleno en las reflexiones de los Cuatro y del profesor, un texto que merece ser leído con detenimiento y calma, disfrutando no sólo del exquisito —aunque no por ello recargado— uso del español de José Luis Sampedro sino también de los pensamientos que se van exponiendo a lo largo de todo el relato. Dicha exposición de ideas predomina en relación a la trama, que pasa a ocupar un segundo plano de importancia, por lo que en realidad podemos hablar de una novela-ensayo, uno de esos libros en los que el desarrollo del hilo argumental cede frente a las implicaciones de la misma.
Respecto al uso del lenguaje, sin duda es un texto muy cuidado, tan reposado como debiera ser la lectura. Las palabras no son complicadas ni las frases alambicadas en exceso, puesto que la mayor parte de la novela está formada por diálogos.
El desarrollo del relato se realiza a través de los encuentros concertados por los Cuatro en diferentes ciudades del mundo. En cada una de las conversaciones se habla de la ciudad anfitriona  y de qué tiene que ver con los Cuatro, así como de diferentes personajes relacionados con dicho entorno.
Intercalados con las reuniones, los capítulos del Viejo Profesor exponen sus conversaciones con el médico, la enfermera o su hija, de tal forma que la mayor parte de la novela es en realidad dialógica, aunque esto no significa, como uno podría pensar, que sea poco densa: tanto la cantidad como la calidad de las ideas vertidas en la obra se va vertiendo poco a poco en el lector, que conforme vaya avanzando en la lectura descubrirá que con pasar una vez las páginas no tendrá suficiente. Un libro que invita a la lectura reposada y a redescubrir sus palabras una vez más.
Personajes
El Viejo Profesor: interno en un centro de salud, el profesor se entrevista con el médico, la enfermera y su hija y les cuenta las conversaciones entre los Cuatro.
La hija del profesor: cree que su padre sufre alucinaciones y trata de que el médico lo solucione, aunque ambos coinciden en que, en todo caso, no son dañinas.
La enfermera
El psicólogo: es el personaje al que el profesor cuenta la mayoría de las conversaciones entre los Elementos. Cree que el profesor tiene alucinaciones, pero no las considera perjudiciales ni para él ni para los demás, sino algún tipo de reflexión suya en tercera persona.
Vida: personificación de la Vida que aconseja a los Cuatro sobre cómo deben afrontar su futuro.
Los Cuatro: personificaciones de los cuatro elementos clásicos:
Fuego: de carácter algo fuerte, está emparejado con Tierra.
Tierra: el elemento de más edad junto con el fuego, tiene un carácter maternal y paciente.
Agua: amiga del Profesor, es la que le cuenta las conversaciones que tienen. Tiene una personalidad muy dulce, aunque es bastante informal.
Aire: impulsivo e impaciente. Está emparejado con Agua.
Notas
La edición es tapa dura tiene una tipografía muy agradable de leer, clara y de gran tamaño, que hacen más ligera la lectura de un libro que si no se haría demasiado denso. La duración de los capítulos no es excesiva, de tal forma que se puede leer uno con calma en un tiempo razonable.
Consejo de lectura: no mirar al final del libro, sino dar tiempo a que cada uno de los capítulos vaya madurando en la mente. Personalmente, opino que éste no es un libro que se pueda acabar en una tarde, aunque el número de páginas lo permita. Para disfrutarlo, recomiendo leer uno o dos capítulos (un encuentro y un capítulo del profesor) al día como mucho, dedicarle el tiempo que sea necesario para comprenderlo bien y dejar que vague en la mente durante unas horas.

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