Jim Butcher es el autor de Harry Dresden y Codex Alera y de la próxima saga Cinder Spires. Podéis leer el texto original de esta carta en la página web de NaNoWriMo pinchando aquí.
Cuídate, dulce e inocente aspirante a escritor: la gente no
te está contado esto, y bien deberían. Os están engañando a todos los
participantes de NaNoWriMo para que penséis que ser escritor es algo bueno,
pero no tenéis ni idea. No sabéis los horrores a los que podríais enfrentaros
como escritores a tiempo completo, profesionales y publicados.
Yo podría contároslo. Podría pasarme horas contándoos todas
las cosas que amenazan mi paz mental. Podría, para vosotros, desplegar un
relato que atormentaría vuestros túneles carpianos y helaría hasta la médula
los huesos de vuestros dedos; relatos sobre las constantes preguntas, las inacabables
fechas de entrega y la tarea retuerce-mentes de decidir cada día qué horas vas
a pasar escribiendo.
Pero no te preocupes por todo eso. Lo mejor es no ponerse en
lo peor. En lugar de eso, concentrémonos en lo que debéis hacer para esquivar
ese horrible destino y evitaros a vosotros mismos agonías de las que las que
nadie se atreve a hablar.
Lo primero y más
importante (y que conste que no puedo insistir en ello lo suficiente): no te
sientes frente al teclado y escribas de manera regular. Esto es una trampa.
Puedes decirte a ti mismo que sólo lo haces como te rascarías una picadura, que
sólo necesitas tener unos cientos de palabras escritas y luego podrás dejarlo,
pero el canto de sirena cliqueante del baile de las teclas hará algo más que
simplemente producir palabras en una página; te condicionará para que quieras,
nah, para que necesites hacerlo todos
y cada uno de tus días. Si eso pasa, simplemente, no habrá forma de evitar, a
largo plazo, el destino más lamentable y horroroso: terminar una novela.
Hagas lo que hagas,
no intentes que los lectores u otros escritores te den opiniones. Ya es bastante
malo que trabajes en un vacío, permitiendo a las energías escritoriles que se
abran un endemoniado paso en tus pensamientos. Si añades a eso las respuestas
del público objetivo del trabajo, sólo adquirirás el mecanismo primordial de
hacer tu escritura más efectiva para aquellos a quienes va destinada.
¡Ésta es una práctica doblemente perniciosa! No sólo te
impulsa a crear más material para tu público, sino que también crea más
audiencia para tu bucle infernal de comentarios. ¡No puedo insistir lo suficiente
en cuánto necesitas evitar esta parte del proceso! ¡Sálvate a ti mismo!
Un error aún más
terrible que puedo identificar sólo en retrospectiva: no te informes sobre la
industria editorial y los demonios que trabajan en ella. Oh, ciertamente,
esa gente, esos editores, pueden parecer ingeniosos, encantadores y simpáticos
en eventos literarios y conferencias, pero no te confundas. Su único objetivo
en la vida es reclutarte para sus malvados planes y forzarte a trabajar para
ellos mientras ellos te ayudan a afinar tu habilidad para escribir.
Muchos aspirantes a escritores se sienten intimidados por
los editores y no puedo sino enfatizar cuánto crédito debéis darle a esos
instintos que están ahí para proteger vuestra cordura y toda vuestra mente. Si
os permitís superar esta inclinación natural, podría ser demasiado tarde para
que escapéis de vuestro destino.
Finalmente, sólo
puedo animar a todos y cada uno de los aspirantes a escritores ahí fuera a que
dejen de escribir a la primera oportunidad que tengan y no miren atrás.
Esta actividad aparentemente inocente es de todo menos inocente y, si no podéis
romper la presa que tiene sobre vosotros, si seguís inventándoos una excusa
tras otras para seguir tecleando, si continuáis prometiéndoos que «esta es la
última novela» y nunca os retiráis, caeréis inevitablemente en la perdición de
la publicación.
¡Todo lo que necesitáis es abandonar! ¡Sólo decid «no»! ¡Así
os salvaréis! Pero, si continuáis y continuáis y continuáis a pesar de todas
las voces cuerdas que intentan persuadiros, os veréis en medio de la vorágine
de locura que es la vida de un escritor profesional.
Querido participante de NaNoWriMo, te lo ruego, ¡escúchame! ¡No
tienes ni idea de los horrores a los que te vas a enfrentar! ¡Corre! ¡Huye! ¡Apártate
de este oscuro camino!, porque, si no lo haces, me temo que un día te
encontrarás escribiendo con otras almas condenadas como yo.
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