Para crear archivos PDF, tenemos programas tan sencillos como los procesadores de textos, que ya incluyen (en su mayoría) una opción para guardar o convertir los archivos en PDF. A nivel profesional, o si queremos una herramientas más potente (sobre todo para archivos muy largos que colapsan el procesador de textos), también tenemos la opción de Adobe: InDesign. Tiene una curva de aprendizaje amplia, pero vale la pena si queréis un buen producto. Otra opción, quizá la más segura para crear buenos archivos de imprenta, es contactar con un maquetador para que os lo prepare: no cuesta mucho dinero y el resultado merece la pena.
Aunque el formato PDF es muy bueno para imprenta, no es el más recomendado para comercializarlo como libro electrónico: lo más seguro es que sólo lo lean aquellos que tengan por costumbre leer en tabletas u ordenadores o gente que esté dispuesta a imprimir el libro.
Epub y mobi
Tanto el formato .epub como el .mobi son de texto dinámico, es decir, que se adaptan a las características de cada lector: tamaño de pantalla, tamaño de letra, márgenes... Al gusto del cliente. Es, para hacerlo más claro, como si el texto fuera un cuadro muy grande que cada lector fuera partiendo y aumentando según cómo esté configurado. Básicamente, ambos sistemas se basan en la codificación HTML (si queréis que hablemos más de esto en futuras entradas, poned un comentario), que diferencia fragmentos de texto para mostrarlos con los formatos que nosotros programemos: negrita, mayor tamaño de letra, alineación... Todas esas anotaciones que se incluyen en el archivo se combinan después con las que cada lector configura en su aparato y forman una presentación del texto personalizada. Pongamos un ejemplo: si tomamos un archivo .epub cualquiera (en la web del Proyecto Gutenberg, por ejemplo, hay muchos para descargar) y lo abrimos con Calibre, el programa abrirá una ventana de un tamaño determinado. Si jugamos con el marco de la ventana y vamos variando el tamaño, el texto no se ampliará ni se reducirá, sino que irá apareciendo o desapareciendo para conservar las características: es texto dinámico. Por si no ha quedado muy claro o no queréis entreteneros en probar, dejo aquí unas capturas de pantalla:Para hacer un fichero epub, tenemos varias opciones en función de la calidad que queramos dar a la maquetación:
1. Convertir de PDF a .epub: no es recomendable. En algunos casos sale bien, pero depende mucho de los programas que utilicemos. Por ejemplo, uno de los problemas más recurrentes es que cada salto de línea del PDF se convierta en un salto de párrafo, lo cual resulta bastante desagradable después en un lector de libros electrónicos.
2. Convertir con Calibre un archivo .doc, .docx o .rtf a .epub: es sencillo y el resultado es medianamente bueno. Lo malo es que los formatos de los títulos. el texto, etc. no siempre se quedan bien en el archivo final. Si queréis ver algunos trucos para que el formato se estropee lo menos posible con la conversión, echadle un vistazo a este artículo.
3. Programar el archivo con un programa específico para .epub: Sigil es un programa gratuito, bastante básico pero más que suficiente si tenéis unas nociones mínimas de HTML. Además, cuenta con una página web de tutoriales paso a paso. Es una opción que requiere más trabajo, pero los resultados son muchísimo mejores, ya que podemos trabajar directamente con el formato final.
El formato mobi, al llevar una codificación muy parecida a la del .epub, se puede obtener mediante conversión con Calibre: no se pierde nada de formato.
La principal diferencia entre .epub y .mobi es el tipo de lectores al que llegamos y las plataformas en las que podemos publicar: .mobi es el formato de Amazon, que se puede leer en dispositivos Kindle, ordenadores, tabletas y teléfonos con el programa gratuito de Kindle instalado (y también en varias marcas de lectores que incorporan este formato); el .epub es el formato que leen absolutamente todos los lectores de libro electrónico excepto los Kindle. No obstante, la conversión de uno a otro es sencilla (salvo que lleven la proteción DRM), así que en realidad no es tan decisivo elegir uno u otro.
Aquí os dejamos un pequeño cuadro-resumen con las características de cada formato:
Tener claro el formato final en el que queremos presentar un libro es fundamental para poder prepararlo bien y atajar desde el principio todos los posibles problemas de formato, además de para saber a qué tipo de lectores vamos a llegar. Si prefieres contratar un maquetador profesional, puedes pedirle consejo sobre el formato más adecuado para ti.
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