Un escritor no sólo debe saber escribir: también debe tener una gran capacidad de análisis. No olvidemos que somos nuestros primeros lectores, y debemos discernir qué hemos hecho bien y qué podemos mejorar en nuestros textos.
Apreciar la articulación de un texto puede resultar pesado y un poco difícil al principio, así que os propondremos un ejercicio-experimento para que todos esos elementos salgan a la luz con más facilidad:
1. Lectura. Lee una vez, atentamente, un fragmento de tu libro favorito (es importante que sea al menos de una página para que no memorices palabra por palabra). Cuando hayas acabado, ponlo en algún sitio donde no puedas verlo.
2. Reproducción. Trata de reproducir lo que has leído. Tómate tu tiempo. Intenta que sea lo más parecido posible al original. No hace falta que utilices las mismas palabras, y puedes dar rodeos, pero no olvides que tu texto debería poder insertarse en el libro, así que no recurras a notas como “aquí iba una descripción de una casa”: descríbela basándote en la imagen que te ha quedado de ella. Revísalo hasta que creas que está todo.
Saca el fragmento, léelo de principio a fin y compáralo con lo que tú has escrito. No te preocupes si te parecen muy distintos: no se trata de hacerlo perfecto.
3. Análisis.
Señala los elementos iguales (palabras, expresiones, metáforas...) y piensa por qué han podido quedarse grabadas en tu memoria: ¿son palabras llamativas? ¿Se trata de una asociación insólita?
Si hay algo que no has reflejado, vuelve a leerlo: ¿por qué no te acordaste de escribirlo? ¿Utiliza un lenguaje demasiado vago? ¿No te interesan los personajes? ¿No lo consideraste relevante? ¿Por qué?
Anota los elementos nuevos que has introducido: ¿de dónde los has sacado? Busca en el original palabras que puedan habértelos sugerido. (Ej. Al leer que la casa se confundía con el bosque, pudiste pensar que era de madera y las luces estaban apagadas, aunque el texto no lo dijera.)
Subraya las diferencias formales: longitud de las oraciones, orden de elementos... ¿Crees que han podido influir en el resultado final? ¿Cómo?
Finalmente, valora el parecido general de los dos textos: ¿crees que podría funcionar dentro de la novela o el cuento que has escogido? ¿Por qué?
Para terminar, anota todos los elementos (tanto iguales como diferentes) que tendrías en cuenta si tuvieras que repetir el ejercicio. Puedes ir haciendo un pequeño archivo con los recursos que vayas viendo, y tratar de aplicarlos a tus textos. Poco a poco, verás que puedes hacer análisis más rápidamente, sin necesidad de reescribir.
La efectividad de un escrito muchas veces se basa en elementos sutiles. Tratar de reproducirlos es una forma de sacarlos hacia la mente consciente y ver qué papel juegan en el texto.
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