Sinopsis
Faysal al-Akram, un joven sirio nieto del jeque Tawfiq al-Sharif, a los diecisiete años comienza a tener sueños en los que ve unos ojos de mujer con un color verde intenso, y escucha una voz que le dice palabras que luego no puede recordar cuando despierta. Aquello se prolonga durante un año y llega a cobrar un interés prioritario para él, a tal punto que está dispuesto a que aquellos maravillosos ojos tenga un rostro, un cuerpo y un nombre. En sus averiguaciones aparece la mítica Hermandad de las Señoras de los Sueños, que se dice que está conformada por mujeres místicas de grandes poderes y sabiduría, capaces de entrar en las mentes humanas durante sus sueños.Un ciego nabí errante, de enorme clarividencia, le dice que aquella mujer, que da tal forma se le presenta en sueños, lo está esperando muy lejos y que él la podrá encontrar en un castillo de los caminos de Persia.
Aprovechando un viaje a la lejana Samarcanda en busca de caballos y camellos, Faysal va dispuesto a encontrarla. En el larguísimo viaje sorteando peligros las visiones de aquellos ojos cambian, y se terminan convirtiendo en la vista completa de la misteriosa mujer, que tiene la facultad de presentarse ante él sin que nadie más pueda verla. Pero ella oculta su rostro bajo un velo de seda, aumentando su intriga. Siguiendo las nuevas pistas, en su regreso de Samarcanda Faysal se dirige hacia el sur del mar Negro.
En un accidentado viaje de más de un año y de haber estado a punto de morir un par de veces, siendo salvado por ella, Faysal llega hasta Trebisonda, la ciudad de los palacios, los techos de oro y las hermosas princesas. En la noche ella se le vuelve a presentar completa y, a la mañana siguiente, Faysal ya sabe que aquella joven le ha robado el corazón y la razón. Allí averigua su nombre y también quién es, en dónde encontrarla y porqué y para qué lo está esperando ella. Sin atender a razones, y pese a lo que él ha averiguado, Faysal decide ir a buscarla a Samsun y cumplir con su destino, porque aquello es maktub y así está decretado. Por ello, Faysal encuentra a Farsiris, una princesa bizantina.
Algunos años más tarde Faysal tiene que tratar de vengar a los familiares que otra tribu le ha matado, y enfrenta la terrible decisión: manchar con sangre inocente las manos con las que acaricia a su esposa y a su hija.
La trama transcurre en las décadas finales del siglo XI, principalmente entre la confluencia del río Jabur con el Éufrates, en Siria, y los territorios del reino bizantino de Trebisonda, en el sur del mar Negro, península de Anatolia. Trata de la juventud del jeque Faysal al-Akram y de Farsiris al-Amira, los padres de Amina, así como de la niñez de esta. Por supuesto, es una obra basada en la novela “Amina y Záhir, dos almas gemelas” (segunda parte de la trilogía Almas gemelas).
Fuente: Amazon
Opinión
Esta novela es una precuela de Amina y Zahír, dos almas gemelas, del mismo autor; en principio, puede leerse antes o después de la novela principal, pero yo recomendaría leerla después: hay determinadas alusiones a sucesos que sucederán años después y que, por tanto, pueden estropear la lectura.La ambientación es la gran protagonista de esta obra: a lo largo del texto hay varias descripciones, alusiones y términos transliterados directamente del árabe y otras lenguas orientales. Algunas de ellas, todas las que no son accesibles a un lector medio, están anotadas, por lo que, si os interesa este período histórico, podréis aprender bastante.
Por otro lado, en cuanto al estilo, puedo asegurar que está muy trabajado y que fluye muy bien, sobre todo los diálogos, que llevan gran parte del peso de la novela y, debido a las expresiones árabes, dan mucho color a la obra. En resumen, una novela recomendada para los aficionados a la cultura oriental.
Primer fragmento
—Faysal, este será tu caballo desde hoy.
—Padre, Alí al-‘Azam es el mejor semental de tu establo.
—¿Qué menos podría ser como regalo para el mejor de mis hijos? Tu yegua ya tiene suficientes años y es hora de que la cambies.
—¿Pero por qué Alí al-‘Azam? Tú tienes otros caballos excelentes sin necesidad de ser este.
—Sí, los tengo, pero ninguno que se le iguale. Hijo, al largo y peligroso viaje que tú vas, hacia Persia y el Turkmenistán, yo quiero que te lleves a un animal joven y fuerte. Con Alí al-‘Azam yo estaré seguro de que no habrá ningún jinete que te de alcance, tampoco que se te escape. El dolor me mataría, hijo mío, si por falta de un buen caballo tú murieras o te ocurriera algo grave.
Fuente: muestra gratuita de Amazon
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