El origen de la ciencia-ficción hay que buscarlo en el siglo XIX, con Julio Verne, quien ya en su época adelantó muchos de los inventos que se desarrollaron en siglos posteriores. Sin embargo, mucho se ha andado desde entonces, y hoy en día la ciencia-ficción tiene rasgos que, aunque recuerdan a estos primeros ejemplos, son radicalmente distintos. Entonces, ¿qué es la ciencia-ficción? En este artículo vamos a centrarnos en algunas de las claves para escribir dentro de este género.
El punto de partida: el presente
A pesar de que muchos echan en cara a la ciencia-ficción que huye de la realidad del presente, lo cierto es el relato de ciencia-ficción suele tener como tesis de inicio una situación actual que el autor ha sometido a la hipérbole del tiempo (de la cual hablaremos en la siguiente sección), normalmente porque quiere advertir de algo. Así pues, la ciencia-ficción no sólo no es (o no tiene por qué ser) una forma de escapar de la realidad, sino que puede servir para advertirnos de las consecuencias de nuestros actos presentes y ejercer, por tanto, una labor de concienciación.
La hipérbole del tiempo
Muchas obras de ciencia-ficción se ambientan en un tiempo futuro, algo curioso, teniendo en cuenta que Julio Verne ambientó sus novelas dentro de su propia época. Anécdotas aparte, la herramienta principal para desarrollar un buen argumento de ciencia-ficción es el tiempo: nuestro problema de inicio, el corazón de la novela, debe acentuarse, y para ello debemos reconstruir su evolución paso a paso hasta llegar al punto que nos interese. Si no damos importancia a esa "reconstrucción histórica", es posible que creemos argumentos poco o nada verosímiles.
Evolución, no recreación
Asimismo, nunca debemos hacer que el problema cambie hasta el punto de no retorno, ese en el que ya no podemos relacionar la novela con el mundo actual, porque la novela perdería su propósito.
Lo mismo pasa con la ambientación: no debemos olvidar que nuestra referencia, y la de nuestros lectores, siempre es el presente. Esto no quiere decir que no podamos incluir todo tipo de tecnología, pero deberemos hacerlo siempre de manera justificada. Por ejemplo, no haría falta explicar por qué todos nuestros personajes llevan gafas de realidad aumentada, porque ya sabemos que hay empresas trabajando en ello y que es un futuro posible; si todos tienen en sus casas máquinas para matar bueyes o lámparas de luz negra para leer, tendríamos que justificarlo, ya que esos elementos no forman parte de nuestro "imaginario del futuro".
Partiendo de estas tres pinceladas básicas, vamos a hacer una pequeña lista de consejos para todos los que estáis interesados en la ciencia-ficción:
1. Utilizar el presente, no huir de él
2. Escoger un problema actual (o pasado) y llevarlo hasta sus últimas consecuencias, pero...
3. ...sin cambiarlo hasta tal punto que perdamos la conexión con el presente
4. Verosimilitud en la tecnología: utilizar artilugios e ideas que ya estén
dentro del "imaginario del futuro" y justificar los elementos más extraños
5. Hacer evolucionar naturalmente tanto la tecnología como la historia: no se debe basar una novela de ciencia-ficción en un hecho que va en contra de todo lo verosímil (y, ¡ojo!, no digo posible, sino verosímil, creíble).
6. Aludir a elementos históricos que ya conocemos o podemos intuir puede ayudarnos a crear lazos con el presente
7. No explicar el funcionamiento de la tecnología o la sociedad más allá de lo esctrictamente necesario para la trama, salvo que ese sea el propósito de la novela o que sea un recurso para caracterizar a un personaje
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