A escribir se aprende escribiendo. Si quieres mejorar tu estilo, sólo hay una forma: prueba cosas nuevas. (Sobre la revisión ya hablaremos más adelante). Si no te decides entre dos formas de contar un relato, no hagas conjeturas, prueba las dos. Si piensas demasiado la musa pensará que no la quieres y se marchará, quizá enfadada. Si tienes una historia en la cabeza, escríbela. En cualquier sitio: un cuaderno, el sobre de la última carta que recibiste, la parte de atrás de una circular... no importa, escribe. Y si estás en el colegio no hay escapatoria: llevas cientos de hojas de papel a tus espaldas cada día. Incluso el cuaderno de matemáticas recibirá con gusto unas cuantas letras.
Cuando escribas, escribe sin pensar mucho, nada de mirar estructuras gramaticales ni gaitas. La revisión vendrá después.
Eso sí, si no quieres tener que acabar escribiéndote en los brazos, mi consejo es que te compres un cuaderno pequeño, de esos que caben en un bolsillo (lo más barato posible, para evitar remordimientos a la hora de tachar y hacer esquemas incomprensibles para el resto de los mortales) y lo lleves siempre contigo. Si no lo encuentras coge un papel cualquiera, dóblalo y mételo en un bolsillo junto a un boli pequeño o un lápiz casi gastado.
*Nota: este consejo se aplica para primeros borradores. Si vas a enviar el texto a un foro, a un amigo o a nuestro correo, por favor, corrígelo antes.
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